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Papá, papá, ¿Porqué no me compras todavía la lista de útiles y mi uniforme?

Por: Pablo Flores Cabrera

Creado en:

Aug 27, 2022

Con mucha alegría y entusiasmo los niños esperan el inicio del año lectivo, están listos para volver a las aulas a aprender junto con sus amiguitos, esperan con ansias esos timbres que marcan la hora de recreo para poder jugar en los patios, patear la pelota, divertirse en los columpios y rodaderas. Para muchos también en esta época se dibuja una sonrisa al momento que sus padres les compran sus útiles escolares, cuadernos, esferos, hojas, pinturas, también se marcan sus rostros de mucha emoción y orgullo al momento que lucen sus nuevos uniformes.

 

La lista de útiles y el uso del uniforme escolar en el sector público ha venido siendo regulado desde hace varios años atrás, no obstante, una lista de útiles, del subnivel básica media por ejemplo, no deja de costar unos $.45.00 grosso modo, los uniformes escolares (deportivo y diario) alcanzan fácilmente los $.100.00, un padre de familia requiere de casi unos $.150.00 para impulsar la formación de un solo hijo. En relación a lectivos anteriores existe un incremento significativo, ¿Qué hacen las autoridades para controlar los precios de papelerías y casas deportivas?

 

Ahora bien, existe una realidad oculta en los niños que no tienen los recursos suficientes para solventar estos gastos, a más del sufrimiento marcado en los padres por querer dotar a sus hijos con lo necesario para el estudio, se causa un daño colateral en los niños que no tienen voz para expresar su sentir, ellos serán víctimas de la desigualdad social y económica del medio, y ese daño puede ocasionar secuelas importantes en su desarrollo psicológico.

 

¿Cómo reducir el impacto de esta desigualdad? No debería exigirse el uso del uniforme a las familias menos pudientes, hay que recordar que el país está en un periodo de recuperación económica. El proyecto de asignación de insumos escolares a las zonas geográficas más vulnerables es bienvenido, pero beneficia solo a esas zonas y todas las instituciones del país cuentan con niños de bajos recursos, por lo que, lo ideal sería identificar a las familias más vulnerables, es decir, estratificar a la población de cada centro educativo de acuerdo a las condiciones socio-económicas de los estudiantes y establecer un beneficio directo, o sea invertir, asignar recursos para que cada alumno disponga de lo necesario para su desempeño normal en las aulas.

 

Un tema no muy a parte es el de las instituciones particulares, dadas sus características de sostenimiento, son libres de establecer sus propios materiales, lo criticable de algunas de estas instituciones es el direccionamiento que se da para la consecución de material bibliográfico únicamente en determinadas librerías, y, como para tener como referencia, un libro puede llegar a costar unos $.40.00, la lista de útiles para sexto de básica por ejemplo, alcanza los $.180.00, la matrícula y pensión del primer mes cuesta aproximadamente $.150.00, los tres uniformes (gala, deportivo, diario y calzado), $.125.00, TOTAL $.455.00, en definitiva, se requiere que un padre cuente con un trabajo muy bien remunerado para optar por este tipo de educación, puesto que el décimo cuarto sueldo ($425.00) de un empleado normal no alcanzaría para solventar los gastos ni de un solo hijo.

 

Independientemente de la realidad y del contexto, no es menester todavía una política de obligatoriedad tanto en el tema de útiles escolares como de uniformes, son acciones que pueden ahuyentar al estudiante y herir susceptibilidades e indudablemente traerá consigo a una gran desazón y malestar a cualquier niño, es necesario tratar este tema con delicadeza y, a quien corresponda, de acuerdo a su rol, deberá encontrar el mecanismo para volver a clases en un ambiente en donde se busque la equidad y se disminuya, o al menos se disimule la injusticia social.

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