
DESDE EL CAÑIRICO - AZOGUES - ECUADOR
BARCELONISTA E IRACUNDÓMANO DE CORAZÓN

Incertidumbre, confusión, desazón y más en los nuevos bachilleres
por Pablo Flores Cabrera
Cerca de 150000 bachilleres se graduaron estos días en el régimen Sierra y Amazonía, a pesar de la felicidad que debería embargar este día, las circunstancias impidieron que los graduados puedan celebrar este su gran logro. Y es que la pandemia alteraría por completo los planes de estudiantes y de sus padres.
El Ministerio de Educación asume como un avance importantísimo el obtener tal número de bachilleres, el perfil de salida de un estudiante a decir de esta cartera de estado es formar ciudadanos justos, innovadores y solidarios; perfecto, si nos enmarcamos en el ámbito de los valores, pero nace una pregunta tan popular en nuestro medio que seguro les calza como anillo al dedo a los neo bachilleres ¿Y AHORA?
Luego de realizar un sondeo a los graduados en nuestra ciudad, se hace evidente el alto grado de incertidumbre, confusión, desazón, y despecho que ellos demuestran.
Incertidumbre, porque no saben que rumbo tomar, muchos de ellos no tienen bien direccionado su proyecto de vida, si seguir la universidad o qué hacer. Confusión, si antes, la asignación de cupos, aceptación de carreras, etc., fue un proceso complejo, ahora con otras directrices por la pandemia, el estudiante se siente totalmente desorientado. Desazón, a pesar de que ellos manifiestan su interés por seguir escoger una profesión, los factores económicos o los pocos cupos en las instituciones públicas truncan sus aspiraciones. Despecho, resentimiento por la impotencia de no poder hacer nada, puede llevar a los estudiantes a realizar otro tipo de acciones peligrosas para su integridad emocional y física.
Obtener el título bachiller ya no es suficiente para insertarse laboralmente, o para llevar un nivel de vida digno. El desempleo tiene su origen en las pocas habilidades y oportunidades que brinda el bachillerato. Luego de ello, nunca existirá un número suficiente de cupos en las instituciones públicas como para abastecer a los bachilleres que deseen ser profesionales, si bien es cierto en los últimos años se intentó democratizar estos espacios dando la oportunidad “a la gente más vulnerable” pero las terribles inconsistencias en los procesos de admisión hicieron que suceda lo contrario, muchos de los que realmente necesitaban quedaron fuera del sistema de educación gratuito.
Ahora se habla de una restructuración del proceso de ingreso, ojalá esta vez exista una relación efectiva entre el colegio y la universidad, que no se tenga que estar improvisando jornadas de preparación, ojalá ningún estudiante no tenga que decir NO a un cupo por no tener los recursos para irse a vivir en otra ciudad, ojalá se optimicen los trámites burocráticos, que no exista fuga de información “corrupción” que hacía que “los más pilas” consigan las preguntas antes de dar las evaluaciones, que sobre todo prime la razón, la ética y la justicia social, es decir la educación pública debe basar sus políticas de ingreso considerando un sistema de méritos y oposición eficaz pero sobre todo transparente y un sistema que analice verdadera realidad social y económica de los aspirantes.