
DESDE EL CAÑIRICO - AZOGUES - ECUADOR
BARCELONISTA E IRACUNDÓMANO DE CORAZÓN

La distribución equitativa de los cupos es sinónimo de optimización de recursos
por Pablo Flores Cabrera
Siempre ha causado malestar en el profesorado el incremento de alumnos por salón de clase, se aduce que mientras menos estudiantes existan se tendrá mayor tiempo para las actividades de planificación, control de tareas, innovación autoformación, etc. Existe investigaciones que tienen sus diferentes conclusiones sobre el tema, Gladwelln (2000) afirma que un buen desempeño académico va de la mano con la reducción de alumnos por aula, mientras Hosby (1998) indica que el tamaño del salón de clases no es tan relevante como si lo es el uso de TIC, o los aspectos socio económicos de los hogares.
A juzgar por nuestra realidad económica, el Ecuador no está en condiciones de reducir a 15 o 20 el número de estudiantes por aula en las instituciones públicas, no existen los recursos suficientes para hacerlo, además la desigualdad social de las familias hacen tan diversas a nuestras clases que es imposible que todos los niños y jóvenes tengan un nivel de desempeño adecuado, lo que produce retrasos significativos en los avances de los programas educativos; es decir no podemos hablar de clases personalizadas con un número elevado de estudiantes por salón.
En lo que concierne al tema de asignación de establecimientos para los estudiantes, no todos se conforman con el cupo otorgado por el sistema educativo público, muchos eligen y consiguen cupo en las instituciones con “mayor prestigio”. Se argumentará que esto está bien puesto que debe existir la libertad para elegir en donde queremos que estudien nuestros hijos, pero debemos pensar que la institución que es de nuestra preferencia puede ser considerada también por muchos otros padres que gozan de los mismos derechos.
Lo raro del caso en el control de cupos es que se lo realiza mediante un sistema que regula las cantidades en función al lugar de residencia, entonces lo lógico sería un crecimiento similar en el número de alumnos por curso de todos y cada uno de los centros educativos, no sucede aquello, los colegios grandes son los primeros en completar su aforo y muchas de las veces quedan fuera estudiantes que viven cerca de la institución. Sería menester un estudio que indague los domicilios de los estudiantes con respecto a la ubicación de su establecimiento, esclarecer en donde se está procediendo inadecuadamente, proponer cambios en el proceso de matrícula automática puesto que este proceso conspira a la disminución del número de estudiantes de otros colegios céntricos.
Los administradores educativos tendrían que velar por la optimización de todos los recursos, pues nacen de inversiones hechas por el estado, tendrían que distribuir equitativamente a los estudiantes entre todos los salones de nuestro sistema educativo. No estamos en tiempos de despilfarrar nada, existen instituciones muy bien equipadas en donde se están cerrando algunas de sus aulas debido al decremento de estudiantes, ojalá se desistan de estas decisiones, se replanifique y más bien se aproveche al máximo sus espacios físicos, sus laboratorios de cómputo y sobre todo se aproveche el potencial de su talento humano que viene trabajando ya en sus proyectos educativos institucionales.

