
DESDE EL CAÑIRICO - AZOGUES - ECUADOR
BARCELONISTA E IRACUNDÓMANO DE CORAZÓN

Reestructuración Urgente en el Programa de Alimentación Escolar
por Pablo Flores Cabrera
Un tema muy comentado estos días ha sido la alimentación escolar, un proyecto que nace en periodos anteriores a este gobierno, y hasta la fecha no ha traído resultados del todo exitosos. Aunque su esencia es favorecer a todos los niños y jóvenes con alimentación sana y nutritiva (cajas de leche, jugos y galletas), el mecanismo de entrega y la selección de los beneficiarios no ha sido el adecuado.
Antes de la pandemia era común presenciar a estos productos regados en los pupitres, gradas, pasillos, o peor aún observar cajas de leche reventando debajo de los neumáticos de vehículos, causando gracia a los inmaduros estudiantes. Escenas como estas transmitían un sentimiento amargo a las personas que en verdad necesitan de estos alimentos.
Considerando el momento actual, el Ministerio de Educación ha creído conveniente continuar con este proyecto, tal decisión tiene buenas intenciones, sin embargo, a los educadores se les está quitando tiempo y se está incurriendo en el desperdicio de recursos.
El sistema de entrega de las raciones alimenticias para los padres de familia no es el correcto, no debería ser otra tarea para los docentes, ellos tienen sus propias funciones, no es su obligación estar entregando la alimentación escolar, realizando informes, recolectando firmas, insistiendo a los representantes que se acerquen a la institución, solo falta que se les pida dejar los productos a los alumnos en sus casas. Ese tiempo más bien debe ser usado y optimizado para planificar, dictar clases, investigar nuevas formas de llevar el proceso de enseñanza aprendizaje en tiempos de COVID. Las autoridades de las instituciones, por este programa, también se encuentran inmersas en actividades extras como la elaboración de actas, escaneo de documentos, control general del proceso, en fin, labores que quitan tiempo al directivo como para dedicarse a sus propias obligaciones, definitivamente la forma de entrega debe ser reestructurada.
Se trata de un desperdicio de recursos puesto que no todos los representantes se acercan a recibir estos las raciones alimenticias, en algunas instituciones ni el 30% de padres de familia de determinadas aulas han asistido. ¿Qué pasará con el resto de productos? Es por eso que se debería partir de un análisis de la situación social y económica de los estudiantes para proceder a la entrega, eso sí, priorizando a las familias de bajos recursos, no es una tarea difícil puesto que cada institución ya tiene identificados a los estudiantes más vulnerables.
Como todo proyecto, al final se debería evaluar si se ha cumplido o no con los objetivos planteados. No se trata solo de llenar papeles y tomar fotografías, fácil es documentar que se entregaron raciones alimenticias a 1000 personas cuando en realidad sus beneficios fueron aprovechados solo por 300. No es tiempo para desperdicios de ninguna naturaleza y lo que menos que se quiere es que el sector educativo sea señalado como punto de fuga de recursos, actuemos con conciencia, corrijamos, seamos eficaces y eficientes en la administración de bienes, servicios y recursos.